miércoles, 31 de marzo de 2010

Soy una india m'as en India (un poco blanca, pero eso es todo)

Hoy me he rendido a la ropa india. Llevo aquí una semana y como ya me sucedió la última vez, me ha costado ser consciente de qué significa para los indios una camiseta de tirantes en una mujer europea. Esta vez he aterrizado en Mumbai, y aunque se ve a mujeres indias vestidas de modo occidental (camisetas y jeans en vez del shari o el khali) y hay muchas turistas vestidas de muy diversas maneras, la mentalidad es la que es. Y, salvo los hombres más intelectuales y que han vivido en países occidentales, la forma de vernos dista mucho de la realidad. Esto se si viajas sola y se multiplica exponencialmente en zonas rurales.

Por esta razón y porque ahora estoy a 40 grados a las 9 de la mañana en un ashram de mujeres en una zona rural, me resulta más práctico cambiar mi modo de vestir que andar loca por si se me ve un hombro y es sexo en vivo para los más jóvenes de la zona.

Además, creo que es una forma de mostrar respeto a su cultura y sus tradiciones, abrirme a ellos y demostrarles que tengo ganas de entenderlos.

Así pues esta mañana me he ido a Wartha -la ciudad más cercana- a comprar un Khadi. Y qué es esto? Pues es un blusón -en mi caso de manga corta- con unos pantalones a juego y un foular que se coloca en forma de uve en el pecho de modo que los extremos del foulard cuelgan cada uno de un hombro hacia la espalda.

Lo he comprado todo de algodón puro y el estampado del blusón está hecho con tintes naturales. La verdad es que es muy bonito y ayuda bastante con el calor.

¿Qué es un ashram? ¿Y cómo he llegado al ashram?

Un ashram es una comunidad espiritual en el que un grupo de personas que suelen ser u hombres o mujeres (principalmente los ashrams son de hombres, debido al papel que juega la mujer en India) llevan a cabo una vida retirada, inminentemente espiritual y bajo una filosofía, que suele estar marcada por su fundador/a.

En todos los ashrams (eso tengo entendido) se permite la entrada de gente ajena a su comunidad a quienes se acoge y anima a que participen de las actividades dentro que suelen ser: meditación, yoga, rezos, cánticos... etc. Pero hay muchos tipos de ashrams. Normalmente el precio por vivir en la comunidad es muy bajo. En este caso son 100 rupias al día con la comida incluida, lo que sería menos de 2 euros por día.

A cambio, te piden que les ayudes con los trabajos de la comunidad y que cumplas sus horarios. Aunque suelen ser bastante flexibles.

En India, la mayoría de los gurús, sino todos, tienen un ashram y como en todas partes hay que saber bien donde te metes. Por ejemplo, en el ashram de Osho en Pune hay que pagar más de 1000 rupias por entrar, además de una cantidad diaria por vivir allí. Están literalmente montados en el dólar. Yo personalmene paso de subirme a su carro del dinero.

Llegué a este ashram a través de una chica española que me encontré en las cuevas de Ajanta hace unos 4 días. Ella había estado hacía unos días y me lo recomendón encarecidamente. Aunque no lo tenía en mente me apeteció muchísimo. Significaba salir del caos de Mumbai (nunca comparable al de Delhi, que sobrepasa límites insospechados) para entrar en un oasis de calma regentado por un grupo de mujeres que hace más de 50 años decidieron que no se querían casar porque querían llevar una vida espiritual y depender únicamente de sí mismas. Interesante, ¿verdad?

La verdad es que aunque estoy interesada en visitar cuevas de hace miles de años, mi prioridad en este viaje es conocer gente, historias. Y me importan mucho más estas mujeres que visitar un conjunto de gran interés arqueológico. De modo que este era mi sitio para los próximos días.


El impulsor de este proyecto es Vinoba Bhave, uuo de los discípulos de Gandhi. Durante 13 años de su vida estuvo peregrinando por India para explicar que las mujeres también tenían derecho a llevar una vida espiritual si así lo deseaban y renunciar al matrimonio (todavía una obligación en India).


Fueron las mujeres de las clases más altas las que tuvieron la oportunidad de iniciar una vida espiritual en el ashram en el que ahora me encuentro y así continuar con el trabajo que Vinoba inició. Durante 12 años, dos de ellas peregrinaron por India del mismo modo que lo hizo Vinoba y con el mismo objetivo. Ahora la mayoría de ellas son bastante mayores, más de 70 años, y hay algunas jóvenes que se han unido, pero es cierto que en India, incluso en las clases más cultas son los padres los que deciden sobre la vida de las hijas, incluso siendo ellas mayores de edad. Si no quieren casarse y tienen la suerte de tener unos padres algo más abiertos podrán quedarse en casa de los padres. Pero aquí el prestigio es muy importante e irte a vivir a un ashram no tiene gran prestigio, de modo que es todavía difícil que sea aceptado en la familia.

De las castas más bajas o la gente de menor capacidad adquisitiva ni os cuento. Es completamente impensable una rebelión como esta.

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